miércoles, 31 de diciembre de 2008

AL "PRODIGIO" SE LE ACABÓ LA ORIGINALIDAD...

Aunque no de usarla, desde luego. El último sencillo de The Prodigy, Invaders Must Die, suena como los Chemical Brothers cuando afinan las mesas de mezcla y como lo harían los Does I Offend You, Yeah? si fueran mediocres.

Tras el infumable Always Outnumbered, Never Outgunned, el trío ha decidido volver a intentarlo con la música disco. Será que han encontrado un tremendo filón en ella o que ya no les queda salud ni energía para berrear como lo hacían en sus “conciertos” en los que causaban daños irreparables a más de uno con la connivencia de salas como la barcelonesa Razzmatazz. Por supuesto, todo presuntamente, pero lo que no es presunción es que los asistentes no oían al salir y algunos de ellos gozarán de unos maravillosos acúfenos in sécula seculórum.
Y es que, aunque se acabe la furia, hay que seguir comiendo y los tiempos están cada vez más difíciles, ¿eh, Prodigy? La rabia se ha aburguesado…

domingo, 14 de diciembre de 2008

LOS UNIFORMES DEL PERSONAL DE RAZZMATAZZ NO SON DE MAYORAL

Mayoral, hace amigos.

¿Qué me importa a mí, pobre mortal proletaria, que el día que acudo a cubrir un concierto, el jefe de sala o el gorila de la puerta estén con la regla, hayan tenido que acudir al trabajo insatisfechos ante la negativa de su pareja, sus padres no les hayan prestado la suficiente atención para procurarles la debida educación, sean hijos no deseados y estén marcados de por vida, vivan amargados por el cambio climático, sigan sintiendo en el alma la pena de la pérdida del presidente de la Asociación del Rifle o les aprieten los calzoncillos?

Razzmatazz celebra su aniversario con el mismo buen rollo que debe de reinar en casa de la Obregón cada vez que enciende una vela más en la tarta. El 12 de diciembre nos quedamos como pasmarotes ante el poco saber estar y la chulería serrana de quienes parecían ser los jefes de sala de aquella noche. Haciendo gala de la gran organización que caracteriza a Sinnamon (brazo artístico de la discoteca) nuestros nombres no estaban en la lista, a pesar de haberlo solicitado con un mes de antelación y (esto es lo mejor) de haber recibido una doble confirmación (serán las meigas…). Con todo y con esto, el “pseudosemidios por una noche” encargado de la puerta nos negó el acceso y toda posibilidad de avisar a la persona encargada, con lo que nosotros, que no somos más que personas, nos tuvimos que volver a casa llenas de impotencia, con el rabo entre las patas y sin poder hacer nuestro trabajo por alguien que no sabe realizar el suyo. Por esta razón hemos decidido no volver a cubrir ningún acontecimiento que se celebre bajo ese techo hasta que no cambie de dueño o les den lecciones de educación y saber estar a semejantes estafermos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

VUELVE LA TEMPESTAD

Se nos ha mostrado iracunda, triste, desafiante, ronroneante, pandillera, escabrosa y madura. Creemos que lo hemos oído todo de ella. Polly Jean Harvey, una de las grandes damas y mayor esperanza de la música pone nuevo disco en el mercado, pero esta vez no viene sola. John Parish, con quien ya grabara en 1996 Dance Hall At Louse Point, un álbum que no sobresale aporta nada a la trayectoria de esta gran artista, la acompañará en esta nueva aventura que se espera salga de las tinieblas el 30 de marzo de 2009. El título elegido es A Woman A Man Walked By y se ha grabado entre Bristol y Dorset. El disco que, por las informaciones recibidas, parece estar ya terminado aunque desconocemos todavía si se editará bajo el mismo sello, ha contado con Flood como mezlcador de lujo (recordemos que ha trabajado con Curve, U2, Depeche Mode y Smashing Pumpkins por citar sólo algunos ejemplos). Sólo nos queda ir pasando hojas del calendario y esperar que el producto esté a la altura de los ingredientes. En tres meses sabremos si PJ ha hecho definitivamente las paces con el mundo.

LA NUEVA HARVEY


PJ nos deja totalmente desconcertados con su disco más sensato e intimista.

Todos nos preguntamos con nostalgia dónde está esa fémina irónica y furiosa con el mundo; dónde quedó esa rebeldía que hacía de Polly Jean el icono salvaje e indómito que nos cautivó. ¿Se habrá rendido ya? Sin embargo, hay cosas que nunca mueren: esa elegancia tan íntimamente ligada no sólo a su persona sino también a su música.

White Chalk, el octavo álbum de estudio de esta diosa, contiene once temas en los que prima el minimalismo musical por encima de todo. Nada de guitarras, ni de gritos, ni de reivindicaciones. Las canciones rezuman sumisión, pasividad y desencanto existencial, como la banda sonora de un viejo y deprimente salón del oeste de ultratumba en plena decadencia. Lo que no ha cambiado es la calidad y el esmero en la producción y en la interpretación porque, no nos engañemos, estamos ante un gran disco; demasiado denso quizás. Como con el buen cacao, hay que encontrar su momento, aprender a apreciarlo, dejarlo que se funda lentamente y sacarle todos los aromas y las reminiscencias. No es una de esas aberraciones con leche que se puede meter entre el pan todos los días para el almuerzo. Estos temas muestran lo mismo que la portada, una Polly sencilla, sin maquillaje, sin conservantes ni colorantes. Una mujer experimentada y madura.

Pero ¿quién desea madurez cuando puede tener la ira, el descaro, la frescura y la sensualidad de la antigua Harvey? Aquélla tétrica y furiosa con el mundo, la Harvey de This is Love, Under the Water, Rid of Me o A Perfect Day Elise. Esperemos que vuelva.

Disco: White Chalk (Edita: Universal Island Records)

martes, 9 de diciembre de 2008

BAC! 08 IX Edición: ESCAPARATE DE "MODEN·NAS"

¡MIRA UNA MODERNA! Y otra. Y otra más...

El día 6 de diciembre de 2008, la novena edición del Bac! se ponía el vestido de flores de pared de salita de Cuéntame, el gorro más esperpéntico que había en los alzados, la toquilla mañanera heredada de la abuela, las gafas de sol de montura de pasta amarilla y se mostraba a los asistentes haciendo halago de toda la sencillez y buen gusto que estos grotescos trapitos le permitían. Lo que se llama “'arreglá' pero informal”. Atrás quedaron los días de vino y rosas en los que los asistentes a una inauguración se ponían de tiros largos y le sacudían la naftalina a lo mejor del armario. Esto es lo que nos ha traído la democratización del arte. En un ambiente casi irrespirable en el que apenas podías dar un paso, modernos, pseudointelectualoides, semieruditos y casiguapos se daban de bofetadas por ser los primeros en contemplar las obras que allí se exponían.

¡Viva el mal! ¡Viva el capital!

No creas que no le ha caído menudo papelón al Bac! Este año le toca vendernos la moto de lo malo que es el consumismo, de lo pernicioso de la moda y de lo alienante del capitalismo. ¿Y cómo lo van a conseguir? Fácil, predicando con el ejemplo, derribando iconos y demostrándonos que todos somos iguales, independientemente de cómo vistamos y de a lo que nos dediquemos. Por eso, el día de la inauguración, mientras la plebe aguardaba en una cola ingente para entrar a la exposición, esa gran mujer de letras, intelectual, revolucionaria e importante efigie mundialmente conocida que tan profundamente ha marcado nuestra era, Bimba Bosé llegó la última y entró la primera (junto con su enigmático acompañante, que debía de ser igual de importante si no más), saltándose a la torera con toda la cara del mundo el turno, auspiciada por Gigi R. Harrington, una de las directoras de la muestra. Ahí, ahí, duro, que somos tontos y no nos enteramos.

Pues mira que decía yo esto último con ironía y va a resultar que llevo razón. Una de las personas que concurría con alguna obra era Gori de Palma quien, cual último modelo de Barbie con sus complementos, jugaba a ser artista. Y es que ¿qué mejor representante para luchar contra la moda, las imágenes, las marcas y el consumismo que un diseñador de ropa cuyas prendas imposibles cuestan más que el salario medio del noventa por ciento de los licenciados españoles? ¿Quiénes mejor que los alumnos del Instituto Europeo de Diseño, que el día de mañana harán del marketing su forma de vida y que matarán por conseguir hacernos atractivos e imprescindibles, en la medida de lo posible, los productos de ese cliente que monopoliza el mercado alimentario a costa de reducir gastos y de mermar la calidad de sus artículos, con el consiguiente deterioro de la salud de los consumidores?

Teta, culo, pene, pis

Atrás quedaron los tiempos en los que se nos instaba a pensar y a decir las cosas tal y como eran. En veinte años hemos avanzado a pasos de gigante hacia eso que se llama “progreso” y que, básicamente, no es sino preocuparse por naderías supinas, pagar diez veces más por un artículo que desechamos hace décadas y asentir con la cabeza y cantar las alabanzas de cualquier objeto en el que aparezca representado el aparato reproductor. Para demostrar lo maduros que somos y lo superados que lo tenemos, no se nos ocurre otra cosa que mostrar sin ningún pudor y lo más explícitamente que se pueda todo aquello que esté relacionado con el sexo. Luego llegas a casa y lo único que te apetece es hacer calceta con tu pareja. Normal, si ya has pasado el calentón en el museo. Con ella sólo nos queda hacer punto, o pintar o esculpir. ¿Dónde fueron a parar los desnudos sensuales, las transparencias, las insinuaciones, el quiero-y-no-puedo, el arte de la sugestión. El arte? Seguramente se quedará para los de siempre, para los pudientes, para la gente con cultura y elegancia porque lo que aquí se muestra no es sino una parodia de la belleza. Como una furcia vieja que juega a seguir siendo adolescente.

Transgresión, divino tesoro

Aunque la gente no lo crea, transgredir no es insultar. Transgredir es quebrantar, no faltar al respeto. Transgresoras fueron las sufragistas que pedían el derecho al voto de la mujer, la primera fémina que llevó una minifada, el primer negro que en el autobús se sentó en la parte de los blancos, la Sinead O’Connor que denunció los casos de abusos en la Iglesia católica en un programa norteamericano en directo, el cine de Buñuel, las obras de Lorca. Desde luego, no el vídeo de Barrio Santo en el que un actor caracterizado como un sacerdote se dedica, entre otras aberraciones, a sodomizarse con la imagen de una virgen. Si lo que se quiere es dejar huella y movilizar a la gente, date a la causa, pide audiencia con el Papa y llévate una cámara al estilo Michael Moore, entrevístate con los obispos y pregúntales acerca de los anacronismos del catolicismo. Pero no olvides que hay otras religiones, cada una con su pila de incongruencias, pero tampoco olvides que hay mucha gente que cree en ellas y que la mejor arma para combatir los radicalismos es la cultura.

¿Quién pone los límites?

Para que nos respeten, hemos de respetar. Y lo que para algunos una chanza, para otros es sagrado (¿o es que ya se nos ha olvidado el escándalo que se organizó con las doce caricaturas de Mahoma que hace unos años publicó un diario danés? Me gustaría a mí ver al Mr. Woolman, el superhéroe del vídeo de Barrio Santo en esta tesitura). Mañana lo que se exhiba puede ser un fotomontaje de algún pariente querido y muy cercano de los autores de la cinta en alguna tesitura íntima, personal escatológica y poco decorosa. No sé a ellos pero a mí no me gustaría que me ocurriera.

En pocas palabras, debemos asumir que no todo el mundo está capacitado para hacer arte, que el respeto es algo inherente a todos y que no se puede cambiar el mundo y adoctrinar en la responsabilidad a través de mamarrachadas.

viernes, 5 de diciembre de 2008

LA MÁS NORMAL DEL MUNDO

Hoy era la presentación. En una tienda del Borne (cómo no). Era una reunión para dar a conocer, no lo sé muy bien, la verdad, creo que un libro de relatos en el que me habría gustado participar pero por lo visto sólo soy buena para hacer de cla. Llegué ni más ni menos que a la hora que ponía la invitación (porque era con invitación) y la persona que me la envió me recibió con un sonoro “¿Ya? ¡Qué puntual!” que entonó al tiempo que se miraba el reloj de mano. No sé, quizás es cosa mía pero yo tiendo a pensar que si alguien te cita a las ocho y media es porque espera que vayas a las ocho y media, no a las siete ni a las nueve menos cuarto, pero parecía ser la única que tenía aquella sensación que comenzaba a convertirse en extraña. Mientras terminaban de preparar el local (esto es, coger dos papeleras y envolverlas en papel de colores para alguna actividad posterior. El que es moderno es como el que es guapo, que con poco, va) yo intentaba establecer contacto visual con alguien; buscaba una cara amiga que se hubiera percatado de había una persona nueva en la habitación, pero todos mis esfuerzos resultaron en vano. Fue viniendo gente que me iba despachando con un frío “hola” que yo acompañaba con una sonrisa. Conforme llegaron más personas, la anfitriona, la única persona que yo conocía en aquella reunión cada vez más…, diría insólita, pero cuanto más tiempo llevo en esta ciudad, más cuenta me doy de aquí son así; se acercó a los nuevos y, tras los consabidos dos besos de rigor los acompañó arriba a tomar vino y castañas. De repente, la marabunta abandonó la parte de abajo al tácito grito de “alcohol gratis” y me dejó con otra chica a la que al cabo de unos incómodos segundos de silencio le pregunté: “¿Es tuya la tienda?” Me respondió que sí y, se calló. El hielo cuajó más compacto incluso que antes. Volví a preguntarle alguna otra cosa sobre el establecimiento y, a mitad de la explicación llegó un muchacho al que ella conocía y sin la menor educación ni miramiento se dirigió hacia él sin llegar siquiera a terminar la frase que me estaba dirigiendo. Y ahí me quedé yo, clavada en la puerta con cara de tonta y postura de idiota. Tras unos segundos de duda pensé “¡Qué pintas tú aquí con esta gente! Abre los ojos, tú eres normal. NORMAL. Tanto que resultas extraña” y, sin meditarlo me largué de allí. A la francesa. Además, la música ya no me gustaba. No me quedaban ni más excusas ni más estómago para permanecer allí.

Conforme iba recorriendo esas callejuelas del vetusto barrio barcelonés en las que comercios con objetos de precios prohibitivos contrastan con la basura apilada a un escaso medio metro de la entrada y con las esquinas donde los orines de perros y borrachos han dejado huellas indelebles tanto en la pared como en el suelo, en el que se pueden seguir los rastros oscurecidos que los estrechos regueros han tatuado en la piedra; callejones donde los olores a retestín se inmiscuyen entre los de los calderos de las cocinas de los restaurantes decorados a la última cuya iluminación es inversamente proporcional a los precios de la carta, y los vahos te abofetean sin avisar al avanzar, una irreprimible sensación de soledad me iba haciendo suya. Comenzó en el estómago y fue subiendo por la garganta, donde parecía haberla controlado, pero fue lista y supo escapar hasta que se condensó en mi nariz que le pasó el mensaje a los ojos y, antes de querer darme cuenta, estaba llorando en mitad de la calle, como una niña perdida. No paré. Seguí deambulando por entre la gente, por entre las luces coloridas y las risas que abandonaban los balcones de los pisos más bajos para trepanar mis oídos, completamente borracha de autoconmiseración. Recorrí las estrechas vías de baldosas irregulares que se me ponían por delante sin fijarme siquiera en la dirección que estaba tomando hasta que, sin darme cuenta, de repente salí a un lugar donde una bocanada de aire fresco y neutro me abrazó. Era una ancha avenida, señorial, espaciosa e impersonal, gris, fría y silenciosa donde el único sonido perceptible era el calmado fluir del tráfico. Atrás quedaba ese otro mundo de apariencias y colores amargos, ese ambiente hostil enrarecido donde la respuesta a una sonrisa era la retirada de la mirada. Había dejado de oír las voces que participaban en conversaciones que nunca me tendrían a mí como tertuliana, las carcajadas de unas bromas en las que yo nunca participaría y las músicas de unas fiestas en pisos a cuyos porteros automáticos jamás llamaría y me sentí bien. Y es que yo no soy ni cool, ni guay, ni chic, ni moderna. Yo soy normal. Tan normal que resulto extraña.

viernes, 8 de agosto de 2008

Summer Jurásico: GLASVEGAS

No son uno de mis grupos favoritos ni muchísimo menos pero he de decir que cuando los vi en el Summercase los admiré. Eso era profesionalidad y lo demás tonterías. Pongámonos en situación: Barcelona, seis de la tarde, mes de julio, cuarenta grados, los focos encendidos…, y ellos, fieles a su imagen de chulos de película de John Waters. Me encantan estos aspirantes a colmo de la modernidad que no pasan de ser un refrito de sonidos y estéticas de grupos anteriores. Con una acústica pésima a la que no ayudaban los ruidos que proferían sus instrumentos, James Allan, cabeza visible del grupo (si dijera voz mentiría vilmente) se desgañitaba para intentar que alguno de los sonidos que le salían por la boca superara los decibelios de la ¿música? En fin, seré breve: un concierto mediocre que una banda totalmente plana a la que le auguramos un futuro del color de su indumentaria. Canciones monótonas con el soniquete de moda de la temporada (compartido entre otros por The Raveonettes). Tienen suerte, dentro de dos años nadie se acordará ni de este grupo ni de su mal lograda actuación.

martes, 5 de agosto de 2008

Summer Jurásico: INTERPOL

¿Recuerdas esa frase de oro de manual del progenitor perfecto que te decía tu padre cuando te daba un sopapo? (¡Ups!, espero no ir a la cárcel por esta confesión ahora que el cachete está prohibido.) Ésa de "no llores. Si a mí me ha dolido más que a ti". Pues han tenido que pasar veinte años y el Summercase de 2008 para que por fin le encontrara sentido. De veras siento lo que voy a escribir porque estos chicos prometían y mucho. He de confesar que los sencillos No I In Threesome y Mammoth me conquistaron. Esa música bien perfilada, comedida, sobria y una voz que la acompañaba en su justa medida, sin sobresalir ni eclipsar: haciendo frente a la música, valiente, sin achantarse. Melodías de las de antes, de las que no has de escuchar veinte veces para que te gusten, de las que entran solas, como la horchata fresquita una tarde de verano. Totalmente convencida me hice con el último disco y, la verdad sea dicha, me defraudó en gran medida ya que me pareció bastante cargante, pero como el cartel de este año era tan nefasto se convirtieron en uno de mis platos fuertes (ya se sabe, otro vendrá que bueno me hará).
El escenario se quedó totalmente oscuro. A escena salieron los cuatro miembros del grupo con sus habituales trajes de chaqueta y por fin comenzó la actuación. No sé qué fue lo que de repente me dejó sin capacidad de reacción, si el calor o la decepción. ¿Y la voz? Se la habían dejado en el camerino. Ese perfecto equilibrio entre instrumentos y garganta se había convertido en una pugna que perdía el cantante por goleada. Hay que admitir que la música sonaba bastante bien pero la letra era totalmente incomprensible.


Recuerdo una conversación con un gran amigo, melómano de pro también y ferviente admirador de Interpol, en la que, barriendo para casa, intentó disuadirme con argumentos nada convincentes de la superioridad de éstos sobre los Editors. A decir verdad (y esto también me duele) ambos comparten la poca originalidad que los temas de sus discos guardan entre sí (haciéndolos bastante monótonos). Sin embargo, lo que no tiene discusión es la supremacía vocal que Tom Smith posee sobre Paul Banks. Birmingham uno, Nueva York cero. No obstante, se produce otro empate, esta vez en un contexto menos cultural: hay que admitir que en cuestión del morbo que destilan, resultaría difícil galardonar con la corona de laurel a uno o a otro.







Una vez resuelta la ecuación, cuando por fin pude recomponerme, cogí mis bártulos y, en estado de shock, me dirigí a otro escenario.

sábado, 26 de julio de 2008

Summer Jurásico: BLONDIE

Para ilustrar esta crítica, comenzaremos con un juego: gana quien consiga descubrir la verdadera Deborah Harry. Difícil, ¿verdad? No podéis utilizar el comodín de la llamada...

o

Cuando, casi cerrado el cartel del Summercase, me comentaron que Blondie podría ser una de las confirmaciones de última hora, me pareció un comentario tan irónico por parte de quien me lo dijo que no pude remediarlo, me dio un ataque de risa que duró hasta que vi en el periódico que era cierto y se me congeló la expresión en la cara. Ya me dio pena en 1999 cuando Deborah Harry, poseída por el espíritu de Manolo, camionero de profesión, interpretaba Maria, así que ahora no quería ni imaginarme.

Pues sí, era cierto. Los primeros carteles definitivos empezaban a empapelar la ciudad y las páginas centrales exhibían sin ningún pudor los nombres de las vetustas glorias que intentarían terminar la actuación sin morir en el intento.

Y llegó el día y la hora de Blondie. Frente al escenario nos congregamos fanáticos e incrédula (moi). Los primeros hacían gala de una gran exultancia mientras que yo sentía una mezcla de morbo y curiosidad provocada por mi absoluta adicción a la decancia humana. Y desde luego, no me defraudaron. El escenario, que lucía el nombre de la banda en barras blancas y negras como los antiguos uniformes de las cárceles (donde tendrían que haberlos metido por semejante actuación), recibió a los miembros del grupo, momento en que comenzaron los aplausos. Yo no pude. La estupefacción me paralizó por completo. Una Debbie Harry completamente enfajada se puso delante del micrófono para hacer como que cantaba Hanging on The Telephone a la que siguieron algunos de sus mayores éxitos allende los años (la fantástica Call Me Atomic, Heart of Glass, Rapture, Dreaming, Sunday Girl y la ya mencionada Maria entre otros) y que se empeñó en recitarnos (por otro lado, poco más podía hacer con el muro de contención que la envolvía). Vaya, que el concierto llega a durar dos canciones más y a la pobre mujer la ingresan con síntomas de asfixia). El micro pasó más tiempo dirigido al público, que interpretó a grito pelado todos los temas que hacia la boca de la cantante (Debbie, hija, que yo he pagado un pastón para oírte a ti, no a una marabunta alcoholizada). Que es otra cosa que jamás comprenderé: a ver ¿para qué comprar una entrada que cuesta un riñón si vas a pasarte la actuación berreando como un cafre? Para eso te descargas la versión karaoke y te la cantas en Navidad, en tu cumpleaños o cuando te deje el novio. Hay mil ocasiones, pero el día del concierto NO. Y si te la sabes, ¡genial!, la cantas para adentro.

El comienzo fue bastante flojo pero poco a poco Debbie, que apenas podía moverse, fue entrando en calor y de vez en cuando nos regaló algún bailecito sencillo, eso sí, que yo pensaba que se desmontaba. Una señora con sesenta y tantos años que, para colmo de males ha llevado una vida como la suya, está ya para sopitas y buen vino y no para estos trotes. Y aunque está claro que quien tuvo, retuvo, lo que no se puede pretender es calzarse el mismo look de cuando ibas al instituto sin hacer el ridículo. Hay que saber envejecer y hacerlo con dignidad.

Sin embargo, rompiendo una lanza a su favor, diremos que la iluminación fue muy buena y ayudó en gran medida a caldear el ambiente. El concierto se disfrutó, no por la calidad del directo en sí que dejó bastante que desear, sino por la de las canciones y por la cantidad de recuerdos que traía a los allí presentes. Desde el punto de vista de la nostalgia se trató de una gran actuación.

En pocas palabras: no importaba lo que hicieran y ellos lo sabían (la cantante aprovechó para darse un baño de masas lanzando los tacones al público) y es que tenían el éxito asegurado sólo por la espectación que despertaba su sola presencia. El foso estaba totalmente entregado. No obstante, mi absoluto tirón de orejas es para la organización: hoy en día hay grandísimas voces que tenían mucha más cabida en este festival.

jueves, 24 de julio de 2008

Summer Jurásico: IAN BROWN

Recien llegado de lo más profundo del Pan Bendito, con el pelo 100% aceite de orujo, una cara más demacrada que las costillas de un galgo (vamos, que le ponen dos tibias en cruz y lo fichan en Somalia de bandera para la flota) y su chándal de los domingos (que para eso actuaba delante de miles de personas), Ian Brown nos regaló todo una sesión de karaoke (lástima que no aparecieran las letras por debajo) amenizada a base de escupitajos, por otra parte, lo más interesante que salió de su boca. Una pena, la verdad, porque, de hecho, sus trabajos en solitario están bastante mejor que lo que solía hacer con su formación de cuyas canciones sólo salvo Love Spreads ya que el resto me resultan bastante monótonas y repetitivas.

No te preguntes qué puede hacer un artista por sus fans sino qué puede hacer la discográfica por la pasta. Sencillo: una discográfica por dinero es capaz de hacer que alguien con la no-voz de Ian Brown se convierta en un icono de la canción.

Acerca del final de la deplorable actuación en la que el señor Brown se limitó a rapear sus temas, siento no poder decir más ya que, en vista de que no me perdía nada, decidí marcharme a ver si había música a otra parte.

martes, 22 de julio de 2008

¿Summercase o Parque Jurásico?

Los días 18 y 19 de julio tuvo lugar en Madrid y en Barcelona (¿para qué limitarse a una ciudad cuando pueden sacar el doble de pasta?) el festival de música ¿alternativa? Summercase.

Este año, basándome en mi experiencia del cartel del año pasado y del buen sabor de boca que me quedó después de haberme extasiado escuchando a PJ Harvey, de haber bailado hasta dislocarme la cadera a Chemical Brothers, Air, DJ Shadow, de haber recordado grandes momentos con Badly Drawn Boy, de haber descubierto a una gran Lily Allen y de haber llorado amargamente el perderme a Gossip, me apresuré a sacar la entrada para 2008 con el cartel en blanco confiando en el buen criterio de los organizadores. ¡Ah!, pero, amigos, como alma altruísta, melómana y esteta se me olvidó que andaba de por medio el vil metal. Así, inconsciente en mi espera, aguardé con ansia el cartel para descubrir con incredulidad los nombres que allí se anunciaban. No podía salir de mi estupor. Quizás cierren los asilos en verano y no sepan que hacer con esta buena gente, pensé, y los mandamases del festival, en un ataque de buena voluntad la han acogido estos dos días para que tengan un lugar calentito donde dormir... Y es que no era para menos. Parque Jurásico era un jardín de infancia comparada con los grupos y solistas que venían este año y si no juzguen ustedes mismos: Blondie, The Stranglers, Sex Pistols, Edwyn Collins, Grinderman, The Breeders. A ver, que este concierto podría haber sido algo genial y apoteósico, sí, pero ¿veinte?, ¿treinta?, años antes... Vamos, que mi abuela lo habría flipado con este cartel en sus tiempos mozos.

En esta edición corrieron las pastillas y las jeringas... Pero para controlar la glucosa, la presión arterial, los ataques al corazón, el Parkinson y demás achaques.

En posteriores entregas iremos desmenuzando las actuaciones y el resto de grupos que concurrieron a esta orgía de arrugas, fajas, peluquines, muletas y sillas de ruedas.

Paciencia, amigo Sancho...

Deporte de riesgo: crear un blog

Mi primera entrada no es muy halagüeña pero es un pequeño aperitivo de lo que se verá próximamente. Este blogger es una mierda. Desde que lo creé me es completamente imposible cambiar el aspecto de la interfaz (sólo puedo elegir entre catorce plantillas insulsas) y no me deja poner la que quiero. Para colmo de males, me da un error extraño y me dice literalmente "Describe lo que estabas haciendo cuando recibiste este error y proporciona el siguiente código de error e información adicional".. O sea, no sólo no funciona sino que tengo que decir yo cuáles son los fallos... Descripción: Pues mirad, estaba yo sacándome un moco con la mano izquierda mientras con la derecha hacía clic en el ratón para ver si esto funcionaba. Al mismo tiempo maldecía en arameo a los idiotas que crearon esta pantallita porque se les olvidó un detallito... Bah, minucias: PONER LA DIRECCIÓN A LA QUE HAY QUE INFORMAR DEL ERROR. ¿Estas cabecitas pensantes creerán que yo tengo una bola de cristal o es que cuando llevas escritas cierto número de entradas te ragalan una ouija? Eso por no hablar de la tipografía, que va por libre, como el grupo mixto... Yo pongo un espacio de separación entre palabras o entre párrafos y el bicho éste decide que no, que está mejor con uno o con ninguno. Igual es que los blogs son como la buena vida, sólo para unos pocos... Me enteraré cuando lleve más tiempo.

En fin, me voy a dormir que ya he tenido por hoy demasiadas emociones fuertes...

LA MARAVILLOSA AVENTURA DE BUSCAR PISO...

¡Me encanta! ¡Estas vacaciones me iré de safari! ¿A África? ¿A Kenia? No, mucho mejor. ¡A Barcelona! Otro añito más buscando un piso, para no dejar la Constitución por los suelos, DIGNO. ¡Ay!, la de disgustos que se llevaría esta buena señora si fuera de carne y hueso y no un trozo de papel que todo el mundo se salta a la torera en nombre de la cual los partidos se llenan el buche de votos... Y para ello me pongo a rebuscar en internet y en los periódicos cual maruja el primer día de rebajas. Contacto con agencias y particulares y al final del día lo único que tengo claro es:


1. Los chollos no existen.
2. No sé cuál de los dos tienen la cara más dura.
3. Gane el partido que gane, tú pierdes.