domingo, 14 de diciembre de 2008

LOS UNIFORMES DEL PERSONAL DE RAZZMATAZZ NO SON DE MAYORAL

Mayoral, hace amigos.

¿Qué me importa a mí, pobre mortal proletaria, que el día que acudo a cubrir un concierto, el jefe de sala o el gorila de la puerta estén con la regla, hayan tenido que acudir al trabajo insatisfechos ante la negativa de su pareja, sus padres no les hayan prestado la suficiente atención para procurarles la debida educación, sean hijos no deseados y estén marcados de por vida, vivan amargados por el cambio climático, sigan sintiendo en el alma la pena de la pérdida del presidente de la Asociación del Rifle o les aprieten los calzoncillos?

Razzmatazz celebra su aniversario con el mismo buen rollo que debe de reinar en casa de la Obregón cada vez que enciende una vela más en la tarta. El 12 de diciembre nos quedamos como pasmarotes ante el poco saber estar y la chulería serrana de quienes parecían ser los jefes de sala de aquella noche. Haciendo gala de la gran organización que caracteriza a Sinnamon (brazo artístico de la discoteca) nuestros nombres no estaban en la lista, a pesar de haberlo solicitado con un mes de antelación y (esto es lo mejor) de haber recibido una doble confirmación (serán las meigas…). Con todo y con esto, el “pseudosemidios por una noche” encargado de la puerta nos negó el acceso y toda posibilidad de avisar a la persona encargada, con lo que nosotros, que no somos más que personas, nos tuvimos que volver a casa llenas de impotencia, con el rabo entre las patas y sin poder hacer nuestro trabajo por alguien que no sabe realizar el suyo. Por esta razón hemos decidido no volver a cubrir ningún acontecimiento que se celebre bajo ese techo hasta que no cambie de dueño o les den lecciones de educación y saber estar a semejantes estafermos.