jueves, 19 de noviembre de 2009

CON USTEDES, MICHAEL NYMAN



El mago de los sentidos, el alquimista de los sentimientos, tienen nuevo disco en el mercado. David McAlmont pone voz a uno de los discos más originales y ambiciosos del pianista, bajo cuyo sello, NM, se ha editado el trabajo. Una simbiosis de soul y clasicismo, jazz y tradición, dos estilos que se abrazan a lo largo de once temas. Una partida de ajedrez entre dos caballeros de la música.

Nyman, más conocido por sus bandas sonoras, posee una extensa carrera como compositor y como crítico musical. Desde hace años, actúa con su magistral banda, con quienes ha recorrido el mundo deleitándonos con extraordinarios conciertos capaces de arrancar lágrimas a las piedras. Con ustedes, Michael Nyman.


Le han descrito como “minimalista” pero la verdad es que usted creó ese término, ¿no es así?

Yo sólo creé el término “música minimalista” porque en los sesenta existía esa música. “Descubrí” el equivalente en música al arte minimalista, que me era familiar, en la música de Cornelius Cardew en 1968 y me di cuenta de que esta pieza, The Great Learning, Paragraph 1 era parte del fenómeno que incluía la música de Lamonte Young, Terry Riley y Steve Reich. Y esta categoría ha conservado cierta validez ya que las canciones nacidas en aquellos tiempos han cobrado ahora una fuerza mayor en la música nueva. Y hubo (hay) muchos beneficiarios (¡yo incluido!).

¿Qué opina del rap y del hip-hop?
No tengo ninguna opinión.

La banda sonora de El piano le dio la fama mundial, a pesar de gozar de una larga carrera musical. ¿Ha pensado alguna vez qué habría sido de usted de haber rechazado el proyecto?

Imposible de saber ¡Quizás no estaría haciendo esta entrevista! Esa banda sonora obviamente me presentó a una vasta y creciente audiencia pero en algunos círculos ha dañado la percepción de mi concierto y de mi trabajo en el escenario.

¿Cómo y por qué empezó a componer músicas para películas?
Peter Greenaway es amigo mío desde 1962 y cuando necesitó una banda sonora contemporánea para su cinta 1-100 en 1976, obviamente se fijó en mí…

¿Cómo es el proceso? ¿Trabaja con el director, visiona la versión final o lee el guión y escribe la música desde cero?

A veces leo el guión, y otras veo la película ya montada y todos los posibles estadios entre estos dos extremos.

Ha reeditado algunas de sus bandas sonoras anteriores bajo su propio sello discográfico.

No las he reeditado sino que las he regrabado. La música para los filmes de Greenaway y para El piano, por ejemplo.

¿Por qué?

Sólo porque, digamos que con El contrato del dibujante, la experiencia de interpretarla constantemente la redefine en cierto modo (tanto estructuralmente en ocasiones como en el curioso proceso de la continua redefinición de su “autenticidad”). Escuche la banda sonora editada en Virgin y compárelo con la grabación de MN Records. Las diferencias darían a un musicólogo que se interese por la interpretación (y por la composición) contemporánea motivos más que suficientes para sopesarlas.

¿Habla italiano? Porque ha compuesto canciones en este idioma.

No hablo italiano. He compuesto canciones a partir de textos alemanes y armenios, (que tampoco los hablo).

¿Cómo es un día en la vida de Michael Nyman?

Ocupado y general e idealmente inmerso por completo en asuntos relacionados con la música.

¿Cómo se ve?

Hmmmmm…

¿Es usted consciente de lo poderoso que es al tener los sentimientos de tanta gente en las manos?

Cada vez más porque mi audiencia me informa de sus sentimientos a través de Facebook o en los conciertos. Hace que me sienta humilde y conmovido, pero nunca afecta mi manera de componer.

Siempre sale a escena en negro, ¿por qué?
Ha de haber combinación y uniformidad (en lo que concierne al grupo que acompaña a Michael Nyman) y una ausencia de deseo de atraer la atención hacia nosotros, y el negro parece la mejor opción.

¿Cómo surgió la idea de hacer vídeos? ¿Es que se ha cansado de la música?
No me he cansado de la música. Las dos maneras de presentar un trabajo basado en el tiempo han coexistido bastantes años pero he de admitir que trabajar con imágenes preparadas, como fotógrafo o realizador, utiliza imágenes creativas de las que no puede disponer un compositor.