jueves, 11 de diciembre de 2008

VUELVE LA TEMPESTAD

Se nos ha mostrado iracunda, triste, desafiante, ronroneante, pandillera, escabrosa y madura. Creemos que lo hemos oído todo de ella. Polly Jean Harvey, una de las grandes damas y mayor esperanza de la música pone nuevo disco en el mercado, pero esta vez no viene sola. John Parish, con quien ya grabara en 1996 Dance Hall At Louse Point, un álbum que no sobresale aporta nada a la trayectoria de esta gran artista, la acompañará en esta nueva aventura que se espera salga de las tinieblas el 30 de marzo de 2009. El título elegido es A Woman A Man Walked By y se ha grabado entre Bristol y Dorset. El disco que, por las informaciones recibidas, parece estar ya terminado aunque desconocemos todavía si se editará bajo el mismo sello, ha contado con Flood como mezlcador de lujo (recordemos que ha trabajado con Curve, U2, Depeche Mode y Smashing Pumpkins por citar sólo algunos ejemplos). Sólo nos queda ir pasando hojas del calendario y esperar que el producto esté a la altura de los ingredientes. En tres meses sabremos si PJ ha hecho definitivamente las paces con el mundo.

LA NUEVA HARVEY


PJ nos deja totalmente desconcertados con su disco más sensato e intimista.

Todos nos preguntamos con nostalgia dónde está esa fémina irónica y furiosa con el mundo; dónde quedó esa rebeldía que hacía de Polly Jean el icono salvaje e indómito que nos cautivó. ¿Se habrá rendido ya? Sin embargo, hay cosas que nunca mueren: esa elegancia tan íntimamente ligada no sólo a su persona sino también a su música.

White Chalk, el octavo álbum de estudio de esta diosa, contiene once temas en los que prima el minimalismo musical por encima de todo. Nada de guitarras, ni de gritos, ni de reivindicaciones. Las canciones rezuman sumisión, pasividad y desencanto existencial, como la banda sonora de un viejo y deprimente salón del oeste de ultratumba en plena decadencia. Lo que no ha cambiado es la calidad y el esmero en la producción y en la interpretación porque, no nos engañemos, estamos ante un gran disco; demasiado denso quizás. Como con el buen cacao, hay que encontrar su momento, aprender a apreciarlo, dejarlo que se funda lentamente y sacarle todos los aromas y las reminiscencias. No es una de esas aberraciones con leche que se puede meter entre el pan todos los días para el almuerzo. Estos temas muestran lo mismo que la portada, una Polly sencilla, sin maquillaje, sin conservantes ni colorantes. Una mujer experimentada y madura.

Pero ¿quién desea madurez cuando puede tener la ira, el descaro, la frescura y la sensualidad de la antigua Harvey? Aquélla tétrica y furiosa con el mundo, la Harvey de This is Love, Under the Water, Rid of Me o A Perfect Day Elise. Esperemos que vuelva.

Disco: White Chalk (Edita: Universal Island Records)