jueves, 3 de diciembre de 2009

¡ABAJO LAS CRUCES! (y los velos, y los burkas, y las kipás, etc.)

Constitución española Add Video

Aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978, ratificada en referéndum de 6 de diciembre de 1978, sancionada por S. M. el Rey el 27 de diciembre de 1978
y ninguneada desde entonces

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha soltado la melena. Ellos también quieren ser modernos, que es lo que se lleva. Y como lo que está de moda es ser un descerebrado, pues es a lo que tenemos que tender todos, nos guste o no, para no quedarnos démodé. Por eso tenemos que hablar con un discurso estúpido y completamente agramatical para no ofender a las “miembras” del mundo, hay que cambiarle de nombre a los idiomas y matricularse en Filología “castallánica” para aprenderse las normas de la Real Academia “Castellánica” porque si hablas español arderás en los infiernos y ya hemos perdido la cuenta de cuántas estupideces más.

Estos buenos señores han determinado que las cruces en las paredes de los colegios no son compatibles con la libertad de religión. Hasta aquí bien, puesto que se trata de un derecho recogido en el Artículo 16.3 de nuestra Constitución, pero… Llegan un poco tarde, ¿no? Que nos conste, nunca antes un español (creyente o laico) se había quejado de este ornamento y si lo ha hecho, las autoridades se lo han pensado muy mucho antes de tener su opinión en cuenta y proceder a retirarlo, con lo que, consecuentemente, han estado vulnerando ese derecho mientras les ha venido en gana.

Ya que somos todos tan justos, tan ecuánimes y tan ortodoxos, damos por sentado que en esas clases quedará terminantemente prohibida la entrada a alumnos que luzcan kipás, velos, pañuelos, burkas o demás parafernalia, y que los ayuntamientos de muchas ciudades dejarán de prestar gratuitamente, como venían haciendo, instalaciones públicas manchadas con el dinero impío de los contribuyentes nacionales a ninguna religión para que realicen sus ritos (al lado de los cuales, ríete tú de los toros, y a las puertas de los que no vemos nunca a ningún defensor de los animales…).

Esto está bien porque ahora que esa díscola crisis, que tan difícil fue de acometer y que fluctúa según el discurso de quien la pronuncia, está en pleno apogeo (al menos según la última soflama de la que tenemos constancia) aparte de ahorrarnos en cruces, mi austero Gobierno del que no dudo ni por un momento que cumplirá fielmente la sentencia que dictó el Tribunal de Estrasburgo, procederá a no instalar las luces de Navidad, fiesta en que se celebra el nacimiento de Cristo (el de la cruz, ¿recuerdan?), que consumían una barbaridad (y a la hora de pasar la dolorosa no preguntaban nunca la religión que profesábamos). También dejarán de cortarnos las calles, que te las veías y te las deseabas los días de cabalgata o de procesión en Semana Santa para cruzar de acera, y a nosotros, como ateos, nos venía un poco mal…

Hombre, nos va a doler por las vacaciones: pensemos que como consecuencia van a desaparecer las fiestas del 25 de diciembre, la del 6 de enero, las de Semana Santa y la de todos los santos locales y nacionales (esto que se nos ocurran por de pronto) con los posibles puentes que pudieran producir.

Me consuela saber que vivo en un país civilizado cuyo Gobierno, que se jacta de imparcial, objetivo, sincero, moderno y plural, va a ser consecuente y va a hacer cumplir todo lo anteriormente enunciado, ya que no son más que consecuencias lógicas y derivaciones a las que conlleva el acatamiento de esta ejemplar sentencia.