lunes, 5 de julio de 2010

MENSTRUACIÓN FUTBOLÍSTICA


Once personajes del mundo fubolístico han llegado a semifinales a finales o a lo que corresponda. El glorioso sábado en que esto ocurría, todo eran risas, alborozo, felicitaciones, aspavientos de alegría, caras pintadas con los colores nacionales, cánticos de ganadores, himnos españoles sonando a diestro y siniestro, individuos con las camisetas rojas. ¡Qué bonito! Desde el once de junio, banderas con el escudo de España ondean en la mayoría de los balcones. ¡Todos con la selección! El sentimiento patrio aflora a todos por los poros. ¡Los españolitos están más unidos que nunca! Los mismos españolitos modernos y progres que, el día de antes del mundial, nos señalaban con el dedo y nos llamaban fachas, ultraderechistas, fanáticos, fascistas, carcas y quién sabe cuántas cosas más si habíamos decidido mostrar estos mismos iconos en pins, polos o adornos de cualquier clase (y nos lo seguirán llamando al día siguiente del final del mismo. Al tiempo).
Hoy, todo el que vocifera ¡yo soy español, español, español!, mañana callará. ¿Dejará de serlo? ¿Renunciará a su nacionalidad? ¿Se declarará apátrida? Todo volverá a la realidad y seguiremos hablando castellano por prescripción política, se enterrarán todos los símbolos que huelan a estado único y se demonizará todo lo que comience por ESPAÑ-.

Pero hoy, ¡todos con la roja! Sí señor, como si estuviéramos con la regla (que no sé a quién se le ha ocurrido semejante sobrenombre estúpido, zafio y majadero aunque me lo puedo imaginar). La roja… No señor, los once señores en calzoncillos carmesíes y dorados son la selección, la Roja era Dolonres Ibárruri (que, seguramente, como esta gran mujer levantara la cabeza, se pondría la Negra, de luto por la muerte del carmesí que ella tanto defendió).

¿Qué se esconde tras LA ROJA?

Esta nomenclatura ridícula parece obra del mismo gabinete de marketing que lanzó el producto defectuoso ZP. Es vergonzosa la politización a la que se nos somete y cómo los medios de comunicación en manada se prestan gustosamente como secuaces para que estas manipulaciones calen en lo más hondo de la sociedad. Pero es mucho más bochornoso vivir en un país de gente que no se da cuenta de esto, un país de personas sin raciocinio que admite sin rechistar y sin valorar todo lo que le viene dado, sin sopesarlo. Es inconcebible que no se haya reparado en la pueril comparación partidista del color con la ideología política, el hecho de querer que asociemos rojo con apoyo y con ganador justo ahora que el PSOE luce unos dorsales con números tan bajos en intención de voto. Lo de la roja no es sino otro prefabricado de tente-mientras-votan que se nos ha impuesto con la connivencia de empresas, grandes superficies, pequeño comercio, radios, televisiones, periódicos, revistas, etc., pero sobre todo, porque nos hemos dejado.

¡Despertemos! Llamemos a las cosas por su nombre: se apoya a la selección española, hablamos español y vivimos en España. Ésos que nos pintamos son los colores de nuestra bandera y el que hoy lucimos orgullosos es nuestro escudo. Los 365 días del año, 24 horas al día, siete días a la semana. A ver si seguimos viendo los balcones como están ahora después del mundial y estamos así de unidos para NO acudir a las urnas y salvar esta malograda nación que agoniza.

EL GOL DEL ESTATUTO

El pasado fue un gran fin de semana rico en proezas. De los mejores, a juzgar por lo que cundió: ganó España, sí (no me pregunten por cuánto, me enteré por los berridos de la desaforada afición), entró en vigor el IVA del 18% (excelsa medida que, según parece, nos sacará de este atascadero económico de acelerones desacelerados) y también se aprobó el Estatuto de autonomía de Cataluña. Esto igual no trascendió tanto (sólo algunos saben por qué). Ahí, a traición (como todo lo importante que ocurre en este país) con nocturnidad y con alevosía. ¡Cuatro años han estado esperando a que la selección pasara de cuartos! Ya es mérito… Y tienen que ganar justo ahora, con el desmembramiento de España a punto de caramelo y con una crisis que va a mandarnos a todos a rebuscar entre las basuras si queremos algo que llevarnos a la boca… También es que son oportunos… En un momento en que el mayor número de jóvenes sobradamente pre-parados, como decía el anuncio, con currículos de infarto se dedican a poner extra de queso en cadenas de comida rápida cutres, los más afortunados, a once individuos de mentes preclaras les van (perdón, VAMOS) a dar, por la filosa, 600.000 euros libres de impuestos a cada uno, que se dice pronto, ni más ni menos que ¡por cumplir con su deber!

Sí, ganó la selección, pero la catalana, que nos ha metido el gol por la escuadra, de penalty y en tiempo muerto. El sábado ganaron once jugadores, el domingo perdimos 47 millones de contribuyentes.

Vi muchas lágrimas de alegría el sábado por la victoria de España, pero ninguna el domingo por la aprobación de semejante aberración como hoy lo conocemos, ni en su día por la amarga marcha del grandísimo Fernando Lázaro Carreter o por el desesperado abandono de Mariano Barbacid. Más vale que nos guardemos las lágrimas para cuando tengamos que llorar como apátridas lo que no hemos sabido defender como contribuyentes.