¿Crisis, especulación inmobiliaria o mala gestión? Pues hay un poco de todo, como en botica. La música no pasa por su mejor momento: la calidad de las nuevas hornadas deja bastante que desear, las viejas glorias están vendiendo su alma al diablo y los melómanos ven cómo el número de salas de actuaciones se reduce a una velocidad alarmante. ¿Molesta la cultura?
A mejor vida
Primero fue el cierre de la emblemática Madrid Rock, una de las grandes tiendas de discos que gozaba de la mejor relación calidad-precio de casi todo el país. Las fuentes oficiales destacaban como principal motivo la piratería (que es algo malo malísimo causa de la mayor parte de las dolencias del mundo, parece ser) pero lo cierto es que los dueños del establecimiento se llevarían un buen pellizco que, con bastante seguridad, saldara todas las deudas y les quitara la espinita que les clavaran los usuarios de Internet que descargaran música de manera gratuita. El edificio, sito en la calle Gran Vía de Madrid se vendió al cualquier cosa menos pobre grupo Inditex.
Bye, bye, love… Hello loneliness
Hace unos meses, el 20 de diciembre para más señas, el Espacio Movistar echaba el cierre apenas un año después de su inauguración a bombo y platillo. Por allí pasaron los Chemical Brothers, Editors, Juliette and the Licks, Coldplay, Franz Ferdinand, Paul Weller, Bloc Party y un largo etcétera. Asimismo, el lugar albergó también numerosas actividades lúdicas para jóvenes. Sin embargo, nada de esto pareció ser suficiente para la crisis que, como si de la Nada de La historia interminable se tratara, fue engullendo todo a su paso y dejó a los melómanos sin una gran sala totalmente competitiva y que se preocupaba por traernos (entre otras cosas) música que merece la pena. A Movistar no le salían los números y es que, a excepción de en una actuación, nunca se pudo ver el recinto con el aforo completo; incluso en numerosos saraos, las empresas proveedoras de camareras y de azafatas para el Espacio regalaban entradas y pases para familiares y amigos de las trabajadoras (algo totalmente prohibido según las normas internas de la subcontrata), pero guardamos grandes recuerdos de aquellas actuaciones. Descanse en paz.
¿Se abre? ¿No se abre?
¿Qué pasa con La Riviera? La sala madrileña donde tan buenos ratos hemos pasado (mal que les pese a los de seguridad, claro, que estos son todos igual vayas donde vayas) deshoja la margarita y abre y cierra la persiana metálica volviéndonos locos a todos. Aquí sí que no sabemos por qué ni por qué no. La única noticia con que contamos es que un buen día, se supone que por motivos de ruido, dejó de organizar conciertos. Sin embargo, en su página se anunciaba un resurgir a pesar de que no hemos vuelto a ver que alojara ninguna actuación más, pasando todas a la discoteca Joy.
Todo por la pasta
La barcelonesa sala Razzmatazz, que se preciaba traer los mejores artistas y los más alternativos y bla, bla, bla ha decidido que la pela es la pela (bueno, esto ya lo tenían muy asumido, pero ahora el plumero se ha convertido en una empresa de limpieza). Con la crisis haciendo mella en su economía Sinnamon ha borrado de un plumazo la mayoría de los festivales que organizaba (Summercase, Wintercase, Weekend Dance y no sabemos si el Ola también). PERO, no llores por mí, Argentina, que no está todo perdido. El espíritu de “Save de music” tan promulgado por Europa FM les ha calado profundo y nos han organizado un magnífico festival ¡rumano! Con lo que todos sabemos que vende ésa música. Nos apostamos el cuello a que todo común de los mortales es capaz de nombrar mínimo cinco artistas musicales de esa nacionalidad y de cantarnos por lo menos tres canciones que la mayoría de nosotros hayamos bailado alguna vez en la disco. Ya me imagino al de seguridad “Abre la boca… Tú no entras” “Pero ¿por qué? Si no llevo zapatillas”. “Sí, pero no tienes ningún diente de oro”. En lugar de coches tuneados veremos caravanas aparcadas a las puertas del recindo y las mallas y pantalones de pitillo se tornarán en un campo de floridas faldas hasta los tobillos. Qué gracia les va a hacer a los de Razz, con lo guays que son, que les monten una fogata en mitad de la sala…
En fin, que se lo han montado de miedo. No sólo han demostrado una pésima gestión (presuntamente, motivo por el cual, las entidades financieras les han cortado el chorro de las financiaciones) sino que además poseen visión de futuro.
Y dicho esto, guardemos todos un minuto de silencio por las almas caídas y sigamos rezando para que no nos quiten lo que nos queda.
A mejor vida
Primero fue el cierre de la emblemática Madrid Rock, una de las grandes tiendas de discos que gozaba de la mejor relación calidad-precio de casi todo el país. Las fuentes oficiales destacaban como principal motivo la piratería (que es algo malo malísimo causa de la mayor parte de las dolencias del mundo, parece ser) pero lo cierto es que los dueños del establecimiento se llevarían un buen pellizco que, con bastante seguridad, saldara todas las deudas y les quitara la espinita que les clavaran los usuarios de Internet que descargaran música de manera gratuita. El edificio, sito en la calle Gran Vía de Madrid se vendió al cualquier cosa menos pobre grupo Inditex.
Bye, bye, love… Hello loneliness
Hace unos meses, el 20 de diciembre para más señas, el Espacio Movistar echaba el cierre apenas un año después de su inauguración a bombo y platillo. Por allí pasaron los Chemical Brothers, Editors, Juliette and the Licks, Coldplay, Franz Ferdinand, Paul Weller, Bloc Party y un largo etcétera. Asimismo, el lugar albergó también numerosas actividades lúdicas para jóvenes. Sin embargo, nada de esto pareció ser suficiente para la crisis que, como si de la Nada de La historia interminable se tratara, fue engullendo todo a su paso y dejó a los melómanos sin una gran sala totalmente competitiva y que se preocupaba por traernos (entre otras cosas) música que merece la pena. A Movistar no le salían los números y es que, a excepción de en una actuación, nunca se pudo ver el recinto con el aforo completo; incluso en numerosos saraos, las empresas proveedoras de camareras y de azafatas para el Espacio regalaban entradas y pases para familiares y amigos de las trabajadoras (algo totalmente prohibido según las normas internas de la subcontrata), pero guardamos grandes recuerdos de aquellas actuaciones. Descanse en paz.
¿Se abre? ¿No se abre?
¿Qué pasa con La Riviera? La sala madrileña donde tan buenos ratos hemos pasado (mal que les pese a los de seguridad, claro, que estos son todos igual vayas donde vayas) deshoja la margarita y abre y cierra la persiana metálica volviéndonos locos a todos. Aquí sí que no sabemos por qué ni por qué no. La única noticia con que contamos es que un buen día, se supone que por motivos de ruido, dejó de organizar conciertos. Sin embargo, en su página se anunciaba un resurgir a pesar de que no hemos vuelto a ver que alojara ninguna actuación más, pasando todas a la discoteca Joy.
Todo por la pasta
La barcelonesa sala Razzmatazz, que se preciaba traer los mejores artistas y los más alternativos y bla, bla, bla ha decidido que la pela es la pela (bueno, esto ya lo tenían muy asumido, pero ahora el plumero se ha convertido en una empresa de limpieza). Con la crisis haciendo mella en su economía Sinnamon ha borrado de un plumazo la mayoría de los festivales que organizaba (Summercase, Wintercase, Weekend Dance y no sabemos si el Ola también). PERO, no llores por mí, Argentina, que no está todo perdido. El espíritu de “Save de music” tan promulgado por Europa FM les ha calado profundo y nos han organizado un magnífico festival ¡rumano! Con lo que todos sabemos que vende ésa música. Nos apostamos el cuello a que todo común de los mortales es capaz de nombrar mínimo cinco artistas musicales de esa nacionalidad y de cantarnos por lo menos tres canciones que la mayoría de nosotros hayamos bailado alguna vez en la disco. Ya me imagino al de seguridad “Abre la boca… Tú no entras” “Pero ¿por qué? Si no llevo zapatillas”. “Sí, pero no tienes ningún diente de oro”. En lugar de coches tuneados veremos caravanas aparcadas a las puertas del recindo y las mallas y pantalones de pitillo se tornarán en un campo de floridas faldas hasta los tobillos. Qué gracia les va a hacer a los de Razz, con lo guays que son, que les monten una fogata en mitad de la sala…
En fin, que se lo han montado de miedo. No sólo han demostrado una pésima gestión (presuntamente, motivo por el cual, las entidades financieras les han cortado el chorro de las financiaciones) sino que además poseen visión de futuro.
Y dicho esto, guardemos todos un minuto de silencio por las almas caídas y sigamos rezando para que no nos quiten lo que nos queda.