jueves, 9 de abril de 2009

LA MALA EDUCACIÓN (pero no la de Almodóvar)

El diario El Mundo, en un burdo intento de volverse “progre”, ha confundido el culo con las témporas (es lo que ocurre cuando se adopta una pose que no es la habitual, que se pierden los papeles) y cree que para estar en la onda hay que ser soez e irrespetuoso. El periódico auspicia en su versión digital el cuaderno de bitácoras de Quico Alsedo, de profesión: maleducado y moderno en su tiempo libre, en el que, en el más puro estilo barriobajero (tan de moda en estos momentos, también hay que decirlo) embiste contra una de las mejores voces de la música española. Como si fuéramos sobrados de ellas en este país…

Por supuesto, es lícito que todo bicho viviente (y esto incluye al tal Quico) exprese su opinión, pero el machaque gratuito y más a una cantante de la valía de Russian Red, sobra y especialmente con los comentarios groseros, ordinarios y burdos de los que hace acopio. Por otro lado, ¿qué credibilidad puede tener alguien que afirma del último sencillo de Nena Daconte “me parece bastante digno para lo que anda por ahí”? Sin comentarios.

No podemos sino preguntarnos, ¿por qué no utilizar el sarcasmo en lugar de las palabras malsonantes que lo único que hacen es rebajar el tono? Quizás el quid esté en que la ironía es el insulto de los inteligentes y eso es un traje que a algunos les queda muy grande.

Ya estamos como siempre: los españoles, arremetiendo contra lo nuestro. A ver si nos ocupamos más de las últimas bazofias que hace Madonna, que lleva ya una buena cantidad de años instalada en el poblado mundo de la falta de originalidad; de Britney Spears, que maullar y chutarse sí, pero cantar…; de la tomadora de pelo que supuso el Third (y esperemos que último) de Porthishead; del último despropósito de Tricky o de las cuasicanciones del trasnochado y egocéntrico Gainsbourg con pero para meterse con las vacas sagradas hay que tener mucho cuajo.

A ver si nos agarramos más los machos y protestamos y pataleamos por cosas que lo merezcan y, de paso, vamos diciendo la verdad de todos y no sólo de los más débiles, que esto en mi tierra es de cobardes.