lunes, 1 de febrero de 2010

TELEFÓNICA, ESA EMPRESA ALGO MENOS QUE TRANSPARENTE


A Telefónica y a su filial MoviStar se les llenan las bocas hablando de derechos de los usuarios y les encanta jactarse de cumplidores y garantes de las leyes (¡hasta mandan cartas para resultar más convincentes!). Por desgracia, todos los refranes trabajan y el “dime de qué alardeas y te diré de lo que careces” y “excusatio non petita, accusatio manifiesta” son en este caso sus razones de ser. Este gigante de las comunicaciones no tiene escrúpulos a la hora de pisotear y de incumplir las peticiones de quienes tienen la desgracia de contratarlos, por no hablar del nefasto servicio que dan. ¿Nunca se han preguntado ustedes de qué estercolero rescatan a esos trabajadores maleducados y defectuosos cuya única utilidad es la de servir de pared para jugar el frontón y a los que tienen que enfrentarse cada vez que les surge un problema con ests operadoras? Nosotros sí, en innumerables ocasiones; para ser más exactos el 99% de las veces que tenemos que contactar con ellos (el 1% restante corresponde a los casos en que damos con alguien que sabe hacer su trabajo). Realmente ignoramos si los eligen lobectomizados o les practican esta operación tras contratarlos.
Resulta extraño cuanto menos, una empresa completamente opaca en la que es materialmente imposible hablar con alguien que tenga más allá de cien palabras y que posea una posición superior a los contratados (trabajador es el que trabaja) que esperan pacientemente la llegada de una nómina ridícula sentados en las butacas del centro de atención al cliente mientras se les necrosan los genitales (esto es las bandas del 609, la del 1004 y la del 914823800). ¿Dónde están los mandamases, los que se llevan las primas de esas tarifas sangrantes y organizan stock options para darse el piro una vez trincada la pasta al grito de “tonto el último”? Ésos que nunca dan la cara (hacen bien, no se la vayan a partir), a los que no les tiembla el pulso a la hora de incluir a alguien en el archivo de morosos por cinco euros mientras se pegan opíparas comilonas en restaurantes de lujo para luego pasarnos la cuenta (por citar algún ejemplo legal de en lo que podrían venir gastándose el parné).

Se ríen en nuestras barbas y encima les pagamos… Y nosotros que lo permitimos.

¿Se sienten insultados los señores de Telefónica, MoviStar y demás empresas adláteres? Esto les sirve para hacerse una idea de cómo nos sentimos nosotros cada vez que ustedes nos ningunean, se desternillan de nosotros en nuestra cara y encima nos cobran por ello. Si quieren evitar artículos como éste, hagan el favor de dar el servicio que nos cargan y del que se glorifican.

Donde las dan las toman y callar es bueno.