



Vivencias, opiniones, pensamientos, pataleos y demás emociones. Todo lo que siempre quisiste saber sobre cualquier cosa y nadie se atrevió a publicar.
Massive Attack Paradise Circus
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha soltado la melena. Ellos también quieren ser modernos, que es lo que se lleva. Y como lo que está de moda es ser un descerebrado, pues es a lo que tenemos que tender todos, nos guste o no, para no quedarnos démodé. Por eso tenemos que hablar con un discurso estúpido y completamente agramatical para no ofender a las “miembras” del mundo, hay que cambiarle de nombre a los idiomas y matricularse en Filología “castallánica” para aprenderse las normas de la Real Academia “Castellánica” porque si hablas español arderás en los infiernos y ya hemos perdido la cuenta de cuántas estupideces más.
Estos buenos señores han determinado que las cruces en las paredes de los colegios no son compatibles con la libertad de religión. Hasta aquí bien, puesto que se trata de un derecho recogido en el Artículo 16.3 de nuestra Constitución, pero… Llegan un poco tarde, ¿no? Que nos conste, nunca antes un español (creyente o laico) se había quejado de este ornamento y si lo ha hecho, las autoridades se lo han pensado muy mucho antes de tener su opinión en cuenta y proceder a retirarlo, con lo que, consecuentemente, han estado vulnerando ese derecho mientras les ha venido en gana.
Ya que somos todos tan justos, tan ecuánimes y tan ortodoxos, damos por sentado que en esas clases quedará terminantemente prohibida la entrada a alumnos que luzcan kipás, velos, pañuelos, burkas o demás parafernalia, y que los ayuntamientos de muchas ciudades dejarán de prestar gratuitamente, como venían haciendo, instalaciones públicas manchadas con el dinero impío de los contribuyentes nacionales a ninguna religión para que realicen sus ritos (al lado de los cuales, ríete tú de los toros, y a las puertas de los que no vemos nunca a ningún defensor de los animales…).
Esto está bien porque ahora que esa díscola crisis, que tan difícil fue de acometer y que fluctúa según el discurso de quien la pronuncia, está en pleno apogeo (al menos según la última soflama de la que tenemos constancia) aparte de ahorrarnos en cruces, mi austero Gobierno del que no dudo ni por un momento que cumplirá fielmente la sentencia que dictó el Tribunal de Estrasburgo, procederá a no instalar las luces de Navidad, fiesta en que se celebra el nacimiento de Cristo (el de la cruz, ¿recuerdan?), que consumían una barbaridad (y a la hora de pasar la dolorosa no preguntaban nunca la religión que profesábamos). También dejarán de cortarnos las calles, que te las veías y te las deseabas los días de cabalgata o de procesión en Semana Santa para cruzar de acera, y a nosotros, como ateos, nos venía un poco mal…
Hombre, nos va a doler por las vacaciones: pensemos que como consecuencia van a desaparecer las fiestas del 25 de diciembre, la del 6 de enero, las de Semana Santa y la de todos los santos locales y nacionales (esto que se nos ocurran por de pronto) con los posibles puentes que pudieran producir.
Me consuela saber que vivo en un país civilizado cuyo Gobierno, que se jacta de imparcial, objetivo, sincero, moderno y plural, va a ser consecuente y va a hacer cumplir todo lo anteriormente enunciado, ya que no son más que consecuencias lógicas y derivaciones a las que conlleva el acatamiento de esta ejemplar sentencia.
Sabemos que no estamos descubriendo la pólvora (pero no lo pretendemos) y que este comentario posiblemente llegue un poco tarde (tampoco nos jactamos de ser lo último de lo último). Simplemente queremos dejar constancia y expresar una opinión. Esta tarde, perdiendo el tiempo con nuestro entretenimiento preferido hemos hallado algo que nos ha dejado tiritando. Una de las peores canciones jamás oídas por dos de las voces menos talentosas del panorama musical: Britney Spears y Madonna perpetran un tema que no podrían haber titulado con mayor acierto, Me Against the Music (yo contra la música). En este atentado musical la Spears, poseía por el espíritu de Michael Jackson, hace lo único que sabe hacer (que no es drogarse y dejar caer niños) sino mirar la cámara con cara de mala, mover la melena y maullarle a la luna. Mientras, Madonna por su parte, se limita a moverse por los planos que le corresponden haciendo como que canta. Todo un derroche de talento y de saber hacer, está claro. No dejen de verlo sin el baño cerca.
Yendo yo caliente...
Señores directores y magnates de la comunicación, ¿no se les cae la cara al suelo al engañarnos y utilizar sus publicaciones como libelos contra sus detractores y vehículo de ensalzamiento de sus adeptos con el agravante de ofrecerlos como “independientes” y cobrarnos por ello?
Ya no se salva ni la presunta “prensa especializada”, nacida para dar una mayor cobertura a sectores específicos. ¿Recuerdan Interviú? Ni sombra de lo que fue: los reportajes de investigación de los noventa han dado paso a un folleto repleto de desnudos iguales que los que encontramos en las playas. ¿Las revistas femeninas? Nos tratan como a “miembras”, es decir, como imbéciles (¿quién si no en su sano juicio se gastaría cuatro euros en un catálogo de anuncios de grandes marcas? Porque no son sino eso; bueno, con algunas que otras preguntas a alguna petarda de alta alcurnia de encefalograma plano cuyo único mérito es haber nacido en una familia acomodada o haberse casado con algún maromo de casa bien). Por no hablar de las denominadas secciones de “cultura” (que, por cierto, no hay nada que se aleje más de la misma) donde no se recomienda lo mejor si no lo que quieren que oigamos, veamos, leamos, en definitiva, pensemos. Y, por lo que observo, van por buen camino, porque nadie se queja. Es una vergüenza que le pongan cortapisas a personas que quieren escribir y que son buenos profesionales por no tener un título específico o que estén echando a la calle a periodistas con la excusa de que no hay dinero para pagarles y que estén dando cancha y abonen (en el amplio sentido de la palabra, porque se van creciendo y reproduciendo como los Gremlins) cantidades astronómicas a personajillos que no deberían ni dejar legado genético. Aunque esto nos lleva a otra cuestión ¿quién peca más, el que peca por la paga o el que paga por pecar? O lo que es lo mismo, ¿quién tiene la culpa, el que se aprovecha de la tontuna general o el que la estimula como público? Piénsenlo la próxima vez que tengan una publicación en la mano.